La Pedagogía
Hola a tod@s
Hoy me gustaría
hablaros sobre Pedagogía. Tiene que ver con la educación de las personas, con
la instrucción, con la enseñanza, con la formación, el estudio o la ciencia. Cuando
yo comencé a interesarme por esta actividad, por esta profesión, inicié mi
indagación usando como referente la antigua Paideia griega o las Escuelas
romanas (enseñanza primaria; enseñanza secundaria; enseñanza superior), porque
me gusta la historia en general y la historia del conocimiento (gnosis), la historia del pensamiento en
particular. Son los orígenes directos de nuestra tradición pedagógica. Porque
estos procedimientos de la pedagogía antigua fueron reimplantados en la época
del llamado « renacimiento carolingio » (más o menos de una manera correcta
como en la antigüedad) y luego en el siglo XIII volvieron a resinificarse en el
desarrollo de la civilización medieval, que aunque crearon instituciones y
métodos pedagógicos originales, vuelve
la antigua educación con el gran Renacimiento de los siglos XV y XVI, para
educar o formar a la generación joven de una sociedad en los valores y en la
técnicas que caracterizan la vida de su civilización.
Aunque si
podríamos indicar una diferencia distintiva de la educación de “antes” con
nuestra cultura moderna, y es que hubo un trato diferente hacia los niños. La
finalidad de la educación antigua fue “hacer hombres” para la formación del
hombre adulto, y no hacia el desarrollo del niño. La educación era unos
tratamientos que «convenía aplicar al niño» para hacer de él un hombre (o una
mujer). En este sentido, los esfuerzos
actuales de la Psicología y la Pedagogía son para el desarrollo del niño, para
adaptarnos al niño y a las formas propias de su espíritu. Porque la
justificación de la infancia, como podrían decir los pedagogos de nuestra época
contemporánea, ya no radica en superarse y tratar de conseguir la formación de
un hombre “hecho y derecho”, ayudándole a superar su condición infantil
(bastante deficitaria se creía); sino que hay un verdadero y único objeto en la
educación infantil.
Pues entonces, comenzamos
pasando por el antiguo Egipto y los sabios maestros de la Época de las
Pirámides, transcurrimos por Homero y la cultura caballeresca de la epopeya de
los héroes, hacia la educación espartana con su formación militar y deportiva,
civil y musical (aunque poco letrada, no ignoraban las artes como en la
educación homérica; aunque el elemento intelectual era representado por la
música, por razones que no podemos ahondar en este artículo). Ya aquí vamos
hacer un alto, porque vemos una similitud pedagógica en la antigüedad en el
momento en el que el Estado se encarga de la formación del niño. Antes de los
siete años, el Estado griego (las polis
griegas) delega sus “facultades” en la familia. Es el tiempo estimado de la
crianza. A partir de los siete años, la educación pasa directamente a manos del
Estado, dividiéndose en ciclos formativos. Esto es, de ocho a once años los
niños pasaron por la primaria. De los doce a los quince años son cuatro años de
mocedad. Y de los diecieseis a los veinte años son los años de efebía (eirén en espartano).
No olvidemos
tampoco esa etapa muy particular de Grecia y del mundo Helenístico (no
compartido por el resto de cultural de la cuenca del mediterráneo) como fue la
Pederastia, o el amor masculino como camaradería guerrera (ausente en los
escritos de Homero). Porque este “homosexualidad griega” fue de tipo militar,
mutuamente estimulados al heroísmo y al sacrificio. Ha sido el amor viril como
método de pedagogía, vínculo amoroso acompañado por una labor formativa, para
integrase en las actividades sociales de los mayores que fueron el Club, la
Gimnasia y los Banquetes. Aquí, la familia, no fue un marco de educación
estándar, ni tampoco la escuela, ya que tendremos que esperar a la Época
Medieval con la instauración del cristianismo y la familia, y el comienzo de
las escuelas monásticas en la Alta Edad Media. Entre el maestro y los hijos que
esas familias mandaban a educar, y entre el feligrés y el director espiritual
en los primeros monasterios que se iban instituyendo, la pedagogía obtenía otro
sentido. En fin, para nosotros los temas sexuales son
algo más complicados que éstos “ideales” de amistad guerrera y requieren su
tiempo de maduración, que como sabemos empiezan, que no concluyen, en la
adolescencia. Actualmente, no existe una pedagogía institucionalizada que se
estreche en el fogoso vínculo de Eros, ni
es una educación muy deportista o muy centrada en le belleza del cuerpo, o que creyendo que formando el cuerpo
constituimos nuestro carácter. Tampoco hay una enseñanza hacia el
ideal de la carrera del hombre de Estado, formando la personalidad del futuro
líder de la cuidad (o en tiempos de roma: la administración imperial). Aunque
por supuesto, hubo cambios en la pedagogía griega que mudan hacia una educación
más intelectual, científica y racional, más filosofía, más de oratoria, donde:
la palabra distingue al hombre del animal (diría Isócrates), y esta fue la condición de todo progreso para el mundo
antiguo. ¡Y cómo no!, aprender a leer y a escribir a partir de los siete años
fue un programa de estudio integrado desde la época clásica y helenística hasta
pasando por Roma.
Hasta aquí un brevísimo sinopsis de la
pedagogía de la Antigüedad.
Con la llegada
de la época Medieval, la educación se espiritualiza, por decirlo de alguna
manera, aunque conserva la propedéutica pedagogía de conformar una mente bien
hecha, que no adornar la memoria con conocimientos útiles (matemáticas,
filosofía o la educación artística…). Así es, diría Platón que educarnos
debería ayudarnos a recibir la verdad « inteligible », esto es: clara, lógica,
comprensible o explicable. Esta también será una educación para el hombre
completo, en cuerpo y alma, pero no en el sentido antiguo gimnástico, de ponerse
en forma, de servir a tu pueblo, a tu ciudad, a tu rey, al Estado, sino por la
salud del cuerpo unido incondicionalmente al alma, idealmente libre de pecados
para así alcanzar el Reino de los Cielos. Aquí ya empezamos a ver a los
maestros de escuela tal y como lo entendemos a día de hoy.
Pero en un
principio, la escuela medieval fue una escuela religiosa o confesional. Porque
en la época de la Roma Imperial, antes y después del edicto del emperador
Constantino a favor del libre culto cristiano (siglo IV), la escuela comenzó
desde una educación cristiana, en el sentido sagrado y trascendente de la
Palabra (estudio de La Biblia), y en el seno de la familia y en
la Iglesia. Para el resto de los creyentes, las “escuelas profanas” siguieron
funcionando durante el Imperio romano y durante todo el Imperio bizantino (casi
mil años). Por tanto, la pedagogía religiosa se esforzó en enseñar a los monjes
y monjas la “sana disciplina” en materia de vida moral cristina, centrándose en
el estudio de las Sagradas Escrituras, algo que no existía en la tradición romana de
sus escuelas. Además, la formación religiosa no se detenía con la adquisición
del bautismo, sino que el cristianismo es una religión erudita, en la que se
proseguía profundizando durante toda la vida cristiana, sin agotarse en la
liturgia de las lecturas y la predicación. El cristianismo buscó la “ruptura”
con el mundo pagano porque el cristianismo regula las relaciones que se
establecerán entre el hombre y Dios, y no es un “Ideal de Cultura” para el hombre
y por el hombre. Sin embargo, hubo una buena ósmosis con las escuelas de la
antigüedad (ciclo de artes liberales: enseñando a escribir y a leer,
matemáticas, literatura, retórica, filosofía…) adoptando continuadamente la
metodología de enseñanza de las escuelas griegas o latinas: aceptando el
sistema de educación clásica, pero no su politeísmo, y así preparando la senda
de la investigación religiosa. Porque para el cristiano es importante ser un
hombre, maduro en el plano estrictamente humano, como para poder cumplir un
acto de fe y actos morales. Por tanto, estrictamente no hubo escuela Cristina
en los niveles primario y secundario de enseñanza, pero ya desde el siglo II
aparecen escuelas superiores de teología formando a doctores de la Iglesia.
A partir del
siglo IV ya comenzaran a aparecer las escuelas monásticas, primero en oriente y
luego en occidente, y en particular para formar hombres de fe sin carácter
profesoral, que luego, a medida que avanza la época Medieval, la enseñanza se
hace “para todos los públicos” (el cura enseñando en la escuela de la aldea o
villa).
¿Cuáles son los
retos de la escuela del siglo XXI? Ya no son los héroes del pasado, sino que se
mira a los alumnos, al proceso de aprendizaje, para aprender valores y
actitudes para vivir, convivir y compartir. Niños, o alumnos reflexivos y “generadores de conocimiento”. Aprendizaje
y crecimiento personal, trabajar en equipo…. Con individuos creativos,
emprendedores, críticos… y con educación emocional desde edades tempranas para
un mejor desarrollo del bienestar personal y social,…, porque las emociones no
pueden estar separados de la cognición y las habilidades sociales. La educación
es una cuestión de la sociedad, para ello debe coexistir la conexión y la
cooperación entre familia, escuela y comunidad… La pedagogía enfocada desde una
nueva “ecología” del aprendizaje, para formar ciudadanos, no sólo profesionales
eficientes. …
David
Norberto Gascón Razé. Psicólogo en Madrid
Tel: 636 55 45 62
Email: dnd.gascon@cop.es
Página Web: http://www.psicologaenmadridarganzuela.com
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