Lo que es terapéutico y lo que no





Caterva de orientaciones que no son psi.


Hola a tod@s


La terapia y lo terapéutico ha formado parte del género humano desde siempre. Ha estado con nosotros desde la creación de nuestra cultura y educación, e incluso mucho antes. Y hay un elemento positivo a tener en cuenta de “lo terapéutico” que ha sido su dinamismo en el trascurso del tiempo, desde lo que llaman los antropólogos terapéuticas irracionales o racionales, ya que esta noción sobre “lo terapéutico” ha variado en el curso del pensamiento humano, pasando por la filosofía, la pedagogía o la ciencia, por ejemplo. ¡Y cómo no!, desde la psicología.


Por supuesto que entendemos que la innovación y la rectificación de nuestras técnicas terapéuticas están en un devenir constante, se verifican una y otra vez, a la vez que transmitimos y conservamos dentro de un cuerpo teórico o marco conceptual una coherencia a las siguientes generaciones. Esto es algo indispensable para la vida de cualquier sociedad: Transmitir y conservar (no solo en sentido genético) es una tarea doble en aquellos elementos que como científicos consideremos terapéuticos, son aquellos que son válidos o supuestamente racionales a la hora de curar, mejorar u optimizar nuestra calidad de vida.


Pero también está este otro aspecto de la cura de aquellos elementos terapéuticos que por indicaciones culturales y sociales se hayan convertido en un lastre, o que en nuestra opinión consideramos que no son tan válidos. Véase el caso de la tendencia del sistema sanitario a diagnosticar como enfermedades a problemas irrelevantes que muy probablemente no tendrán ninguna repercusión directa sobre la salud mental: sobrediagnóstico y medicalización. Ya no pensamos tanto en promover nuevos desarrollos pero que sean desarrollos correctos terapéuticos. Con todo, y a pesar de las tendencias encontradas y contrarias a nuestro punto de vista, queremos mantener vivo un clima de apertura y libertad intelectual.

Por ello queremos reflexionar en torno a qué es terapéutico y que no, porque hay colegas que consideran que la Pedagogía es también una terapia o que la Pedagogía Terapéutica (P.T.) es terapéutica, porque dicen que ejerce un tipo de tratamiento desde un método de intervención que es curativo, relativo a algún elemento escolar o escolarizable (como aprobar la(s) asignatura(s) de los niñ@ atrasados). Si a la pedagogía terapéutica la llamásemos Heilpädagogik como la denominó el psiquiatra vienés Hans Asperger (1906-1980)[1], ya estaríamos hablando en palabras de este autor de « Pedagogía curativa » (P.C.), éste es un acercamiento específico que no debemos confundirlo con la reeducación. En este punto, ya nos acercamos mucho más a lo que nosotros queremos explicar de lo que es curativo en el aula, porque por lo menos la P.C.  considera al niño globalmente. Pero en fin, aún tendríamos que aclarar si en el aula podemos curar algo, ya que los profesores principalmente están para enseñar, y ya de por sí es una tarea ardua! La escuela no es una experiencia terapéutica.

Muchas personas pueden llamar tratamientos psicopedagógicos a lo que son tratamientos psicológicos, ni que decir si son terapias basadas en psicoterapia, muy distintos si son terapias basadas en medicamentos o de psicofármacos. En el fenómeno educativo ocurren cosas a los niños que no son solo “asuntos educativos” (algo que ya expliqué en mi anterior artículo sobre el Trastorno de TDAH, en inglés, ADHD: Attention-Deficit Hyperactivity Disorder)[2], y si hablamos de diagnósticos en niños de edad escolar, ya estamos en el terreno de la salud mental que también hemos de cuidar y precisar. Aquí haremos una distinción entre los pediatras (y sus distintas especialidades neuro...) y los psiquiatras infantiles, descubridores de todos los diagnósticos infantiles sobre trastorno de desarrollo a principios del siglo veinte. 
En este sentido, los niños que están en el aula muy agitados  y son impulsivos, con dificultades para concentrarse promoverán un cambio a través del comportamiento de esas conductas inadaptadas (aunque no tan dañinas), muchas veces durante el curso académico. Pero, ¿qué hay de las influencias de la conducta por factores genéticos, constitucionales o de predisposición?, y ¿qué hay de los conflictos subyacentes, si los hubiera? Nos referimos a los conflictos psíquicos, tal y como se denomina por algunos psicólogos clínicos y algunos psiquiatras infantiles. 

A  lo mejor la confusión para muchos maestros o pedagogos (o psico-peda-gogos) está en la conducta misma observable, porque tanto la conducta normal y anormal se rigen por los mismos principios del aprendizaje motor, cognitivo o fisiológico. 

La escuela, y muchos métodos de aprendizajes rutinarios y cotidianos pueden facilitar la recuperación de reacciones emocionales ocultas o de pensamientos reprimidos haciendo volver al niño al loop des-adaptativo dentro del marco escolar (conductas socialmente efectivas no dañinas: como prestar atención).  

Por ello, si la pedagogía es “la guía del niño” en sus temas escolares podríamos ampliar y extender este termino de Pedagogía hacia la filosofía de la educación, con los contenidos que ésta domina curricularmente. 

Otra ciencia importante para el control del proceso educativo es la Psicología. Esta ciencia, cuyos comienzos empezó desde la práxis clínica,  cuando se convoca desde la especialidad del Psicólogo Educacional (que no es psicopedagógico) se refiere al desarrollo mental, a la formación del carácter y a « los métodos de aprendizaje », y no es el área de intervención de la Psicología Sanitaria o de Salud Mental Infanto-Juvenil. [3]
En este sentido, nos parece muy laudable que la Pedagogía tenga esa «apertura de miradas» inclusora, o de acoger ciencias y técnicas que hagan avanzar su ciencia o su discurso científico. Sin perder de vista las relaciones que guarda la pedagogía con la psicología, la sociología, la neurociencia, etc. porque así lo exige el carácter propio con el que se fundó la Pedagogía (algo que ya expliqué en mi anterior artículo sobre “La Pedagogía”[4] ) desde sus medios propios y diferentes de las de otras profesiones que la auxilian en su quehacer profesional. 

En resumen, considero que la Pedagogía (formación universitaria de primer ciclo) no es una terapia. 

Por supuesto que hay trastornos médicos o psicológicos que causan en el niño retrasos escolares importantes, retrasos en sus asignaturas o demoras en la comprensión de los cursos y sus asignaturas, muchas veces con un trasfondo psicopatológico importante. Pero la Pedagogía no busca el remedio al dolor mental o físico como lo puede hacer la medicina, la psicología o la psiquiatría infantil. Cuando se detecta un diagnóstico a un niño en la escuela, la tarea principal seria dar a conocer el problema del niño a un psicólogo (a un psicólogo clínico o un psiquiatra) y no  su un pedagogo o maestro, o profesor...  porque es un asunto de salud mental y no de escuela. En este sentido, se está creando un problema por la pedagogía que pretende solucionar los problemas de los alumnos con más pedagogía.

Los psicólogos pasamos extensos y exhaustivos controles internos deontológicos de quién puede diagnosticar o hacer diagnósticos en salud mental, tanto si es para evaluar enfermedad mental o para evaluar las aptitudes de un niño en edad escolar. 

En este sentido considero que desde el punto de vista de la Psicología Infantil, desde sus medios clínicos de intervención y desde la psico-terapia del que sufre la enfermedad no ha de convertirse en paciente de un Pedagogo porque no es un psicoterapeuta. Volvemos a repetir que un valor Pedagógico a recordar podría ser la siguiente sentencia de una antigua fórmula pedagógica: la libertad, la dignidad y el valor del hombre de cualquier sistema educativo.

No es tanto poner en acción al niño, y que así vaya superando sus dificultades escolares sino que en el diagnóstico entrevemos un conflicto para su salud mental o física, y esto es algo que el niño ha de resolver con nuestra ayuda (más desde una acción interna que comportamental); y como no lo puede hacer solo, hay que poner unos límites, y el niñ@ que puede observar, investigar, experimentar; lo que estudia forma parte de la educación elemental y formal, y no es parte  del conflicto psíquico (que tienen que ver con su carácter y personalidad, con su fantasía e imaginación... con sus deseos) que casi todos los diagnósticos señalan en sus conclusiones. 

El “Yo Infantil” en la psicopatología, queda fuera del alcance cognitivo del niño como cuando por ejemplo Jean Piaget teorizó para el niño en edad escolar la educación funcional (recordemos: desarrollo de la inteligencia, la cooperación entre individuos, etc.).

De acuerdo con la LOGSE, la educación actualmente consta: de un Magisterio en Educación Infantil, un Magisterio en Educación Primaria, donde se incluyen maestros en música, educación física y educación especial. Los profesores de Magisterio, de Educación Especial son a los que el Ministerio  llama maestros en Magisterio en Pedagogía Terapéutica, que se encargan de reforzar esos aprendizajes de los niños o de los adolescentes escolarizados, además de poder enseñar o impartir docencia en general a alumnos con Necesidades Educativas Especiales (si no me equivoco de los 3 años hasta los 21 años aproximadamente). 
Para terminar señalaremos a los maestros en Magisterio de Audición y Lenguaje, Magisterio de Lengua extranjera.  

Con lo que hemos explicado de qué es un Pedagogo, pasamos a explicar otra especialidad de la educación que es la psicopedagogía, formación universitaria de segundo ciclo. Esta disciplina estudia los comportamientos humanos en situación de aprendizaje. Entendemos que serían comportamientos normales (que no psicopatológicos: bullying, mobbing, acoso sexual, etc.) aunque podrían contener escenarios problemáticos dentro de problemas en el aprendizaje. También incluiríamos la tutorización y la orientación del alumno en sus temas de estudio y vocación (orientando también a docentes y a padres). 

Un psicopedagogo ha de mirar al alumno desde su comprensión evolutiva, que es la del aprendizaje, la pedagogía, la sociología, didáctica, psicología cognitiva, epistemología, la psicolingüística, etc. Habría algo de terapia en las funciones profesionales de un psicopedagogo si estaría en los campos de la educación especial y las terapias educativas que ayuden a avanzar el diseño curricular que ayudan a los niños en su proceso de enseñanza y aprendizaje. Ya habíamos mencionado a Jean Piaget como autor que ayudó a organizar el campo de la  psicopedagogía.  De los muchos campos de acción en los que la Psicopedagogía interviene, no sólo en el ámbito educativo (ámbitos familiares, empresariales,, centros de fracción y capacitación…) podemos comprobar que su acción en la orientación, con mayúsculas, es muy importante. ¿Esto es terapéutico? Como acción orientadora de la psicopedagogía, la prevención de conductas disruptivas; por ejemplo, sería una preparación a la disposición de curar, en el sentido metafórico de «curar un mal mayor». Dentro de esta orientación los psicopedagogos (más peda que psico) también podría ayudar al desarrollo de auto esquemas, pautas de crianza en el entorno familiar y todo lo que sea análisis, planificación, desarrollo y modificación de procesos educativos:

·         Atención a la diversidad
·         Orientación académica y profesional
·         Acción tutorial     

Por tanto las funciones del psicopedagogo en el área del aprendizaje es potenciar y rehabilitar niños, identificar problemas de aprendizaje (por inmadurez, falta de motivación por aprender, problemas familiares, discapacidades o talentos ocultos-súperdotación). También podría diagnosticar en la escuela (si es más psico que peda) como cuando se identifica un problema de TDAH en un niño, buscar un tratamiento indicado pero en el mejor de los casos, derivar a otros profesionales como psicólogos, psiquiatras o neurólogos si así la gravedad lo requiera. La derivación, un aspecto muy importante a tener en cuenta.

Y por último, aun estando en el ámbito más educacional que sanitario, el Psicólogo Educacional (formación universitaria de segundo ciclo) es una especialidad de la Psicología (formación universitaria de primer ciclo). Este profesional tiene como principal tarea  la Evaluación Diagnóstica & Psicoeducativa, que junto con el asesoramiento psicológico a alumnos, padres, maestros, etc. modera una intervención mediadora para la comunidad educativa y su entorno (familia, vecinos del barrio, etc.). También en el mejor de los casos puede derivar a otros profesionales si tiene cabida a otras especialidades de la psicología, como la Psicología Clínica y de la Salud, o también de la medicina, a un psiquiatra infantil (para temas de la mente; a un pediatra: para temas físicos).  ¿Esto es terapéutico? No considero todavía algo así, pero sí que desde el currículo de esta especialidad hay una labor de diagnosticar, como:
- La detección de disfunciones en el ámbito sanitario, como por ejemplo la discapacidad física, sensorial o intelectual
- La dislexia
- El TDAH
-El TGD (TEA)
etc.

Otra evaluación que compete a los psicopedagogos, por lo menos en papel, sería la psicoeducativa como la detección de problemas en: el área curricular, en el clima escolar, familiar… Sería detección, y por tanto prevención, y hasta aquí.


Un punto de conflicto que podría ocurrir en la escuela entre las funciones de un psicólog@ y un pedagog@ estaría en el asesoramiento psicológico de los alumnos, y aunque podrían ser complementarios, el psicólog@ educativo estaría orientado hacia el alumno en su dimensión persona, incluyendo los aspectos intelectuales (atención y simpatía, impregnación o encomienda), sociales (asertividad y simpatía, atento o solícito), emocionales (miedos y ansiedades, angustias o retraimientos) fuera de la escuela (dentro de la intervención comunitaria). 

Por último, hay una directriz específica de este profesional (los psicólogos educacionales) en la escuela que es la derivación a otros profesionales «de aquellos alumnos con manifiestas disfunciones», esto es: cuestiones de salud mental. Para las cuestiones médicas detectadas en el centro, al médico o al pediatra. En el caso de que no haya un Psicólogo Educacional en la Escuela, sería el Psicólogo Infantil del alumno en consulta externa quien coordine a padres, profesores u otros profesionales la implementación del tratamiento −¡ahora sí! −, terapéutico para la cura del niño de su salud mental y de su entorno en su higiene mental tanto escolar como en su casa.

¿Por dónde andan los Psicólogos Infantiles?  

Si los psicólogos que practican psicoterapia tienen el propósito de ayudar a las personas, adultos o niños, a modificar sus conductas, cogniciones, emociones (y/u otras características personales) parece que lo dicho en la primera parte de este artículo se solapa o encubre con esta primera definición de lo que comporta la psicoterapia. Por otra parte, vemos un entrecruzamiento desde lo que se llama tratamientos cuando hablamos de tratamientos físicos, biológicos, psicofarmacológicos o etoterápicos (conductistas), laborterapia, hospitalización diurna o nocturna… etcétera.   

Desde la psicoterapia se entiende que toda persona que vea amenazada su salud (en su integridad física y mental) por factores emocionales tiene tanto derecho al auxilio de la psicoterapia  como al del cirujano que trabaja para nosotros en un hospital, por ejemplo. Pero tenemos que matizar algo más esto de lo emocional, para que no se nos enmascare con nuestra primera parte de este artículo, los conflictos emocionales de nuestro mundo interno (véase también nuestra mente, nuestro psiquismo).  
Como es el caso, muchas veces las personas ven difícil de resolver por sí mismas sus problemas, ya que tanto por la calidad,  la intensidad y la naturaleza de sus perturbaciones no les es posible. Si como hemos dicho, para todos aquellos profesionales afines a nuestra labor, como maestros, pedagogos, asistentes sociales, psiquiatras infantiles... hay diferencias a tener en cuenta desde este método terapéutico de la psicoterapia. También coincidimos, recordando lo escrito más arriba, que la pedagogía terapéutica de dar consejos y orientaciones, de enseñar y explicar, de hacer ciertos ejercicios para reeducar orientada a los alumnos de forma psicoeducativa (o si no hay problemas, potenciar su rendimiento)… etc., será beneficiosa pero no define un proceso terapéutico que van en paralelo o están equidistantes a los procesos intrapsíquico (≠psicoeducativo) que los generan, que no es lo mismo que decir que estos “procesos problemáticos” sean consecuencias directas de dificultades, presiones sociales o ambientales, profesores buenos o malos, etc.

Si este punto no está claro, podremos mal interpretarlo y hablar de lo terapéutico como aquello que únicamente pretende influir (desde la psicología de la relación interpersonal) en el sujeto y así adaptarse de forma favorable a las exigencias del exterior (o al currículo académico). Desde la "maquinaria escolar" se fomenta 
un trabajo psicoeducativo de la motivación, la percepción de la autoeficacia, la mejora de la autoestima; desde la educación especial, se ayuda curricularmente a los niños más rezagados (¡qué lejos llegó Forest Gump con el amor de su entorno!). En este sentido, es un trabajo que se acerca mucho a las funciones de un coach educativo. Pero si además se interviene en los factores emocionales y conductuales, la Pedagogía Terapéutica da otro giro de tuerca. Si además añadimos un perfil neuropsicológico del menor, podríamos seguir añadiendo más problemas de aprendizaje que el maestro desearía resolver para cada uno de sus alumnos, pero fuera de una psicoterapia infantil.

Pero pensamos que este tipo de terapias son más bien sustitutivas de la psicoterapia como la estamos definiendo, que son cuando asoma un conflicto mental. Las llamadas “terapias” ordinariamente hablando ofrecen un apoyo ante el malestar de la persona, del niño, muchas veces desde la reducación (para la Dislexia, pare el TDAH, Discalculia, ¡o trastorno de Asperger!, ¡autismo! etc.),  pero muchas veces apoyando eso que está más en las causas externas que internas (niños sometidos a una gran presión para esforzarse en sus distintos rendimientos que la vida les pide), reforzando así el alejamiento de los motivos internos que también están implicados. Otras veces por influencia personal del hacedor de “terapia”. Todo esto si se hace en exceso o es la única opción terapéutica para los niños escolarizados (reeducacion≈apoyo a necesidades educativas), por ejemplo, es una escapatoria hacia la racionalización. Imposición de una metodología única, el pedagogismo. Entonces tendríamos unos niños muy bien educados, pero con unas enfermedades mentales aún sin dilucidar. 

Muchas veces porque no se soporta el sufrimiento mental,  más adelante llevarán a actitudes erróneas y  al engaño, a una sobre-adaptación a las exigencias del mundo externo, escolar o profesional se entiende, ya que adaptación a la realidad externa y salud mental no siempre van de la mano. Exigencias contradictorias, simultáneas y no siempre esencialmente opuestas.

A fin de cuentas, lo que estamos pidiendo a un niño (o a un adulto) también forma parte de su conocimiento, que es el conocimiento de sus impulsos, emociones,  fantasías e imaginación o deseos a través de su terapia. No podemos pretender que mejoren en su rendimiento mental si contrariamente explotamos a más esas “medidas terapéuticas” para solo aprender, empobreciendo su vínculo emocional. Hay un exceso de revestimiento institucionalizado (la maquinaria educacional que hemos dicho, donde aprender y aprobar es una cuestión de nota), o en las nuevas tecnologías, pero una escasa vecindad hacia su  persona y hacia los demás. La asignatura vista como un esfuerzo personal de superación y no como una colaboración de todos, y esto es algo de una pedagogía negra poco recomendable. 

Organizaremos a buenos profesionales o estudiantes, pero extremadamente rígidos o inamovibles en sus convicciones y pautas de comportamiento, y todo esto encubierto por unas circunstancias sociales, laborales y familiares adaptadas a la norma.


Ya para terminar, en muchas situaciones de la vida (escolar, laboral, familiar…) estamos inmersos en un océano de emociones, y no deberíamos pretender sumergirnos en estas aguas y permanecer secos.




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[1] Asperger, Hans. (1966). Pedagogía curativa: Introducción a la psicopatología infantil para uso de médicos, maestros, psicólogos, jueces y asistentes sociales.  Luis Miracle, Barcelona.
[2] “Trastorno de TDAH, 1ª Parte” en nuestra Revista COPOE Nº7. 
[3] Abbagnano, N. A. et Visalberghi. (1988). Historia de la Pedagogía. Fondo de Cultura                          Económica. Madrid. p. 15.



                                          
David Norberto Gascón Razé. Psicólogo en Madrid
Tel: 636 55 45 62
Email: dnd.gascon@cop.es
Página Web: http://www.psicologaenmadridarganzuela.com

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